jueves, 3 de diciembre de 2009

Expresión de un deseo (3ra entrega)

...puede ser un cuento
...puede ser un sueño
...puede ser la vida


Don Julio, así lo llamaban los vecinos, Julito para los amigos, era el papá de Damián. Tenía 60 años, era una persona respetada y querida. Desde el sábado en que su hijo le llamó por teléfono, vio pasar toda su vida.
Su infancia feliz sin problemas, sus travesuras con sus amigos, el colegio, la parroquia. Su adolescencia sin timón, sus padres se habían separado y pasaba unos meses con mamá, y otros, con papá. Nadie le aguantaba su rebeldía, nadie le entendía sus estados de ánimos. Así se le pasó esa edad tan linda y tan difícil en la vida de una persona.
Cuando tuvo la madurez de elegir, se fue a vivir con su padre, y, cuando tuvo la mayoría de edad se fue a trabajar al sur empuñando un pico y una pala, aunque su padre le daba la oportunidad de costearle sus estudios superiores.
No estuvo del todo solo, al poco tiempo llegó su padre y su mujer en el lugar, también a trabajar.
Fueron años duros, inolvidables, de crecimiento personal, económico y social, de valorar a la familia, de esclarecimiento del futuro que deseaba.
Julio, se levantaba muy temprano, la dueña del albergue era la hermana de su padre, a diario le preparaba la vianda para el almuerzo. Siempre encontró la mano dulce y generosa de una mujer.
Afuera hacía mucho frío, muchas veces sentía que se les congelaban los dedos de las manos, volvía tarde, muy tarde acompañado de un cielo negro, limpio, plagado de estrellas con una luna plateada que lo guiaba. Terminaba extenuado, …era feliz.
Julio estaba emocionado, su hijo le había prometido que pasada la temporada del verano iría a visitarlo. No dejaba de pensar cuánto tenía para contarle, cuánto tenía para abrazarle.
Sólo él y María Elena, su esposa, sabían lo que lo buscaron durante 10 años, se habían mudado y nadie le suministraba información alguna de su paradero.
El llamado de Damián afectó a la pareja, se sentían felices, contentos de poder ayudarlo, hacían proyectos para cuando el hijo pródigo viniera, más aún, comenzaron a planificar un viaje al país vecino.

¿Tanto logra un simple llamado telefónico?, evidentemente, si!!!

10 comentarios:

Soledad Arrieta dijo...

Encantador... Muy bueno... Sigo aguardando, ja ja!! Vamos por más.
Cariños!

Norma dijo...

Gracias Sol por estar. Besos.

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Querida Norma y vamos por entregas como las novelas de la radio, muy bueno y sobre todo entretenido, bueno tu sigue y sigue como dicen aquí en España "cañi" como las pilas Duracen.
Te quiero mucho

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola Norma: Que bien, que vayas publicando esta bonita historia.
Ahora no nos dejes a medias eh.

Un abrazo del oso.Montserrat

Norma dijo...

Higor, me gustan las intrigas, mientras pienso. Espero que no se me agoten las pilas, jaja. Gracias y besos

Norma dijo...

Hola Montse, me alegro te guste esta historia, seguiré publicándola de a poco. Espero crear un final feliz, tal como se viene perfilando. Besos.

Ricardo Miñana dijo...

Hola Norma, muy bonito tu texto, te animo a que sigas con las posteriores entregas, el relato es distraido y curioso, un placer leerte.

Que tengas un feliz fin de semana
un beso
RMC

MIGUEL NONAY dijo...

Es preciosa esta historia, continúa con ella y deleítanos a todos, igual no necesita final feliz... jeje

Gracias por tu comentario en mi blog, siempre tan generosa y amable conmibo.

Besos y feliz puente.

Miguel

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www.asaltodemata.com

Norma dijo...

Gracias RMC, encuentro divertido y distentido el escribir, más con estos tipos de historias. No sé cua´l es el final, por ahora no lo tengo, te cuento que estoy tan metida en la trama que imagino cada escena que escribo, me río sola, suerte que mi esposo ya está acostumbrado, ji ji ji. Besos y gracias nuevamente.

Norma dijo...

HOLA miguel, qué buenos tus viajes. Como soy romántica, seguro le pondré un buen final. Besos y muchos.