Iba un señor con su hijo, en su
carro, hacia el pueblo.
El hijo para llegar más pronto
daba latigazos y latigazos al caballo.
En el camino el padre saludó a un
compadre y se demoró en la charla, su hijo protestaba que se haría muy tarde,
que era hora de seguir viaje. Y, comenzó a castigar más fuerte al caballo.
El padre le dijo al hijo que
debía ser más paciente, que en la vida había que esperar y ser más tolerante.
Que todo llega.
Más adelante se encontraron con
una pareja, a la que se le había encajado su carro en el barro. Entonces el
padre se bajó a ayudarlos. Cosa que molestó al hijo pues quería llegar al
pueblo, empezando a protestar en contra del padre.
Luego de solidarizarse, el padre sube al carro
para continuar el viaje y le dice al hijo que debía ser más paciente, que en la
vida había que esperar y ser más tolerante. Que todo llega. Que hay que ser
solidario, que las personas tienen prioridades sobre las cosas.
Así ocurre dos o tres hechos más,
el hijo ya fuera de si castiga desenfrenadamente al equino, cosa que el padre
desaprueba pues igual iban a llegar y le recuerda ser paciente en la vida.
Antes de llegar se desencadena
una fuerte tormenta, deciden ir resguardarse en un monte desde donde se veía el
maravilloso pueblo, en todo su esplendor. La lluvia se tornó torrencial, se
produjeron inundaciones y el río arrasó con el pueblo.
Semejante espectáculo era
observado en la distancia por ambos, entonces el padre le dijo al hijo, …ves
hijo por qué hay que ser paciente, si hubiéramos llegado más temprano,
hubiésemos desparecido con el pueblo.
No es mío, es de Una Luz en el
Camino, siempre lo cuenta mi esposo.
Norma
Soriano