Iba un señor con su hijo, en su
carro, hacia el pueblo.
El hijo para llegar más pronto
daba latigazos y latigazos al caballo.
En el camino el padre saludó a un
compadre y se demoró en la charla, su hijo protestaba que se haría muy tarde,
que era hora de seguir viaje. Y, comenzó a castigar más fuerte al caballo.
El padre le dijo al hijo que
debía ser más paciente, que en la vida había que esperar y ser más tolerante.
Que todo llega.
Más adelante se encontraron con
una pareja, a la que se le había encajado su carro en el barro. Entonces el
padre se bajó a ayudarlos. Cosa que molestó al hijo pues quería llegar al
pueblo, empezando a protestar en contra del padre.
Luego de solidarizarse, el padre sube al carro
para continuar el viaje y le dice al hijo que debía ser más paciente, que en la
vida había que esperar y ser más tolerante. Que todo llega. Que hay que ser
solidario, que las personas tienen prioridades sobre las cosas.
Así ocurre dos o tres hechos más,
el hijo ya fuera de si castiga desenfrenadamente al equino, cosa que el padre
desaprueba pues igual iban a llegar y le recuerda ser paciente en la vida.
Antes de llegar se desencadena
una fuerte tormenta, deciden ir resguardarse en un monte desde donde se veía el
maravilloso pueblo, en todo su esplendor. La lluvia se tornó torrencial, se
produjeron inundaciones y el río arrasó con el pueblo.
Semejante espectáculo era
observado en la distancia por ambos, entonces el padre le dijo al hijo, …ves
hijo por qué hay que ser paciente, si hubiéramos llegado más temprano,
hubiésemos desparecido con el pueblo.
No es mío, es de Una Luz en el
Camino, siempre lo cuenta mi esposo.
Norma
Soriano
19 comentarios:
Norma querida:
Tendré que contarle este relato a mi hijo pequeño, que le cuesta comprender que todo tiene sus tiempos y, que la paciencia es la madre de la sabiduría.
Un abrazo para inmenso para ti, que eres siempre tan positiva en tus entradas.
Gracias por tu entrada, Norma ¡es tan necessaria y conveniente la paciencia!
Buen fin de semana y un abrazo, amiga.
Los tiempos nos apuran, es difícil sustraerse al ritmo que nos imponen, los años ayudan a eso, un abrazo Norma!
Magnífica lección.
Estos relatos hace bien leerlos para darnos cuenta de cuántas cosas perdemos en el camino, empujados por la impaciencia.
Norma, gracias por esta entrada tan positiva.
Un abrazo.
Un relato llen de sabiduria!
un abrazo
Un magnifico relato, con mucha sabiduría.
Abrazos queridos amigos
Extraordinario ejemplo... No se debe correr tanto, todo lleva su tiempo,,,
Besos.
Gracias querid@s amig@s por estar, me alegro le haya gustado el cuento. En efecto es una gran enseñanza, cariñosssssssssssssssssssssssss
Si querida amiga. "Piano, piano s´arriba lontano"
Y como decía Sta. Teresa "La paciencia todo lo alcanza".
No conocía este escrito.
Gracias por compartirlo.
Muchos besos, Montserrat.
Dale recuerdos a Jorge.
Gracias Montse, es muy cierto con la paciencia todo se alcanza. Besos, serán dados.
Gracias, Norma, por tus cálidas palabras. Y un gran abrazo desde Madrid.
Una narración muy bonita y justa,el pobre caballo pagaba
la rabieta del hijo.gracias por tu visita ya tenia ganas de verte salada.
feliz domingo
un abrazo
Marina
Me ha encantado tu relato, es bueno tener en cuenta que todo tiene su momento y no por correr se llega más temprano, siempre surgen cosas que hay que aceptar con la santa paciencia.
Un abrazo
Sor.Cecilia
Ya lo creo que hay que tener paciencia y perseverancia porque todo llega. Pero a veces "el que espera desespera", igual la paciencia es el mejor camino.
Un besito
Gracias Antonio por estar. Besos.
Feliz domingo Marina, gracias por tu tiempo. Cariños.
Muy cierto Cecilia, El Señor nos pone a prueba cada instante, debemos aprender a esperar. Gracias por tu visita y muchos besos.
ja ja ja es un excelente dicho, el que espera desespera y cuánta razón hay. Besos, y, gracias por estar.
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