martes, 15 de abril de 2014

...podría ser un cuento

Recorría el camino, sintiendo la suave brisa en su rostro, conducía un auto descapotable y los aún rubios rizos bailaban sobre su frente. Sentía el frenesí de la vida en sus venas.


Sus jóvenes 60 años lo llevaban al encuentro de su viejo amor. Amante de la naturaleza, cruzó el puente de madera y llegó al tan preciado bosque.
Comenzó  caminar el sendero, y, casi de inmediato, era seguido por un ejército de habitantes del lugar, sus amigos que lo reconocieron de inmediato.


Ardillas, liebres, insectos, arañas, un bambi, etc.
Cuando llegó al muelle del lago, dejó sus elementos de pezca y se sentó a admirar el maravilloso paisaje, regalo para sus ojos, regalo de Creador.


La mañana no podía ser mejor, un cielo totalmente claro, despejado, con un sol, listo a calentar ese día otoñal. Preparó el anzuelo, lombrices ecológicas, riel y arrojó la línea hasta donde le daban sus fuertes brazos. Casi de inmediato sintió un tirón en la tanza, ¿tan pronto? se preguntó. Recogió la línea tan pronto como pudo. En el anzuelo había enganchado un trozo de tela, era una manga de camisa. 
Mira en dirección hacia donde había arrojado la línea. No veía nada. De pronto las ardillas comenzaron a correr como locas hacia una orilla del lago, y, al mirar detenidamente, observa un tronco y había una persona agarrada al mismo. 
Cuán sabia es la naturaleza, sus mejores amigos lo orientaron. De inmediato subió la bote anclado en el muelle y se aprestó a auxiliar. Era un adolescente, tiritaba de frío, lo subió al bote y lo arropó como pudo.



Puso el bote a toda marcha y se dirigió a la orilla de enfrente, donde estaban los guardabosque y tenían una enfermería. Se quedó en el destacamento hasta que llegaron los padres del joven, quienes no sabían como agradecerles, hasta le quisieron dar dinero. 
Sólo se despidió y les dijo:..."Sólo con el corazón se puede ver bien, cuiden al joven, la vida es un regalo de Dios, vuestro hijo volvió a nacer"