miércoles, 19 de enero de 2011

Un cuento para Florencia


Había una vez ...


Una familia de arañas, Don y Doña Araña. Vivían en las copas de los árboles.

Sin dudas el preferido era uno, no muy alto, al cual se llegaba subiendo la ladera de una montaña. Desde allí observaban el maravilloso valle verde, el revoloteo de las gaviotas el correr de los bambis, las liebres y los castores.

Don Araña era uno de esos arácnidos un poco peludo, color marroncito, y, Doña Araña era pequeña, color negra y tenía una mancha roja en su cola.

Habían hecho su casita con sus salivas y con mucho amor, la tejieron muy cerrada, así podrían alimentar a sus tres hijitos con las mosquitas que quedasen atrapadas allí. Cuanto más pequeños eran los insectos que cazaban, más tiernos serían como alimentos.

Los hijos, tres arañitas muy pequeñas, que aún se arrollaban a la mamá, que los había depositados por huevos en niditos que parecían de seda.

Un día, la familia araña bajó del árbol y salieron a caminar. Había que estirar las patitas, había que preparar a los hijos para la libertad. Así, llegaron hasta un arroyo, los cinco integrantes de la familia disfrutaron, bebieron y jugaron carreras con las hormigas amigas, también se deslizaron sobre hojas, como si fueran toboganes.

De pronto, el día se nubló y comenzó a llover.

-"Es hora de irse"-, dice papá.

La marcha hacia el hogar se hacía árdua, llovía mucho y la montaña paracía más empinada que otras veces.

-"No se suelten, no se separen"-, decía mamá.

Pero, claro, siempre hay uno que se demora, que queda último y había que esperarlo.

Llovía y llovía, ...cómo se mojaron las arañas.

De repente, fueron arrastradas por el agua, y, se cayeron por la montaña como si fueran simples bolitas. Por suerte quedaron enganchadas entre unas hojas y allí esperaron.

-"Mamá, tengo frío"-

-"Mamá, tengo hambre"-.

-"Papá tengo miedo"-.

Las vocesitas de los pequeños se hacían sentir cada vez más fuerte.

Por suerte, paró de llover y salió el sol.

Se armaron de valor, en fila, uno detrás del otro, comenzaron a subir la ladera de la montaña.

Iban cantando, llenos de alegría, ...volvían al hogar.


"Bichi, bichi araña
subió por la montaña,
vino la lluvia
y se la llevó.
Salió el sol
y bichi, bichi araña
...de nuevo se subió"



La canción se la cantaba a mis sobrinos cuando estaban aprendiendo a hablar y el cuento lo escribí para mi primer sobrina ñieta.

Espero que lo disfruten, si te animás cantala, todos tenemos un niño en nuestro interior.

9 comentarios:

Doris Rosal dijo...

Que lindo cuento, me gustó mucho ... sobre todo la canción :)
Saludos.

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Hola Norma:

Que delicia de canción.

Un abrazo, Montserrat

L. Gispert dijo...

Se les voy a cantar a mis nietas. Me encantó el cuento, Norma.

Un abrazo,

Luis.

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Bendito aquel que tiene el corazón de niño, eso dijo Jesús cuando estaba oyendo a los pequeños contar fábulas de aquellos tiempos. Llevaba razón, mientras se es niño, se sufre bastante menos, porque se deje llevar por ilusiones, sueños que con el paso de los años se cumplen o no, pero mientras nos gusten los cuentos todo ira mejor, bonito lo que escribes como todo lo tuyo, eres fantástica, se nota donde esta el bien hacer.
Besos y espero que sigas mejor.

Mabel dijo...

Hola Normita
Que tierna historia, me encantó, la guardaré con la canción, se las contaré a mis amiguitos, los peques que yo cuidaba.
Como has pasado las vacaciones, bien?
Bienvenida Señora
Besos

María Bote dijo...

Ay, Norma! qué tierno, voy a cantársela a mis nietas y el cuento, también se lo contaré, gracias por compartirlos, amiga.
Besos. María.

Norma dijo...

Gracias amig@s por leer y comentar, publiqué este cuento para alegrar mi espíritu, me trae muy buenos recuerdos.
Besos a todossssssssssssssssss

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Uff!! Precioso este cuento, cuanto se aprende de esas histrias infantiles.
Un beso grande
Sor.Cecilia

Norma dijo...

Gracias Cecilia, gracias amiga.