martes, 27 de enero de 2009

Cuento con historia real

Dulce Mora

Pequeña de ojos grandes, marrón tostado.
Tiempo transcurrido, tiempo esperado.
Tu cola demuestra la alegría.
Dulce, cariñosa, mimosa, juguetona.
... Miras a los hombres por no sé qué, y,... muy anhelado.

¡Qué experiencia!, nunca imaginé que un perrito pudiera despertar tantos sentimientos, ... ternura, cariño, paz, alegría, dulzura, y, no sé cuántos más, que transmitían sus ojos.
Sentimientos, que no sentía desde hacía más de quince años, desde que murió Leroy, perro pekinés, que me habían regalado mis alumnos de 5to año.
Ese sábado pintaba lindo, con sol. A medida que caía la tarde el cielo se iba cubriendo de nubes blancas grisáceas.
La cita ... sábado por la noche, ... asado en casa de amigos.
Llegamos a la cita, nos reciben con mucha alegría los dueños y los perros. Ah, y una gata negra, enorme, con ojos color canela.
El asado... chorizos, achuras, carne blanda ,etc., riquísimo, disfrutado por los comensales y los pichichos, por supuesto.
La inesperada lluvia nos hizo hacer la sobremesa adentro de la casa, en el placentero y amplio living.
Yo observaba que en el transcurso de la charla, Mora (la perrita pekinés) y Negra (la gran gata ), daban vuelta alrededor de mí, me olían, se restregaban. Claro, no decía nada, lo consideraba una aceptación de parte de los animalitos. A pesar de las excusas de los propietarios, no querían que sus invitados fuesen molestados.
De repente, pasó algo a lo que no estoy acostumbrada... Mora, chiquita, desde el piso me mira, y, encuentro una mirada tan profunda, tan dulce, tan tierna, pidiendo algo...
« ¿Qué pasa, Mora?»_ le digo.
Acto seguido, salta sobre el enorme sillón donde yo estaba sentada, se coloca a mi lado, con sus patas delanteras abraza mi pierna izquierda y deja caer su cabecilla sobre mi regazo, provocando la risa de todos los presentes,...
«Mora, sal de ahí»,_la llaman, pero no obedece.
Realmente, Mora y Yo, estábamos disfrutando de la nueva amistad.
Llegó la hora de irnos,... ¿cómo despedirme de Mora?, sus altos saltos para que la levante, me producía mucho placer y alegría.
Mi amiga, la toma entre sus brazos, tranquilizándola, ... « Morita, pequeña, aquí está mamá, chiquita tranquila, estás en casa » ...
(Experiencia vivida en el año2005)










1 comentario:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

lOS ANIMALES.SON TAN AGRADECIDOS.ME HA GUSTADO MUCHO ESTA HISTORIA REAL.UN ABRAZO DEL OSO.
MONTSERRAT