domingo, 25 de enero de 2009

Cuento con moraleja

Los juegos de Daniel

... Punto y coma el que no se escondió se embroma...


... Tarde lluviosa, calurosa y gris. Aburrimiento y desesperación se conjugan fraternalmente. El niño no sabe que hacer, el padre espera, pacientemente, que llegue la noche para el ansiado descanso.
... Tarde lluviosa, gris..., mamá no estaba, vinieron Ricardo y Luis de visita.
Jugamos con el Mecano que me regaló Nito, mi tío preferido. Armamos una grúa y un camión. Las tuercas, los destornilladores y las pinzas fueron nuestros grandes aliados. Una hora duró este trabajo, luego dejó de ser entretenido.
¿ Qué hacer en una tarde así?
A la pelota, no podíamos jugar adentro de la casa, mis amigos sabían que había sido duramente castigado por eso.
_ «Muchachos, ¿si jugamos a las escondidas?, Yo cuento» _, dijo Ricardo.
Bastó tirar la idea, para que Luis y yo saliéramos corriendo por toda la casa.
La cuenta se hacía regresiva, el... punto y coma quien no se escondió se embroma... , ya lo escuchaba desde adentro del placard del dormitorio de mi hermana. ¡ Qué apuro!, no sé con qué me tropecé, estaba demasiado oscuro.
Los pasos de Ricardo se escuchaban cerca, cada vez más cerca... Si abría el placard, me encontraría..., mi mejor idea, envolverme con la ropa y caer hecho un bollo al piso del mismo.
_ «Piedra libre para Luis que está escondido adentro de la bañera» _ dice Ricardo.
Muerto de risa y tentado de mi situación, salgo de mi escondite para meterme debajo de la cama. _ «Piedra libre para Daniel, escondido adentro del placard rosa»_
Así seguimos jugando toda esa tarde, desarrollando nuestra creatividad en la elección de posibles escondites adentro de la casa, por supuesto.
... Todo iba bien hasta que llegaron mi mamá y mi hermana...
Se fueron mis amigos, contentos por la diversión pasada. Yo, no sabía dónde meterme, a qué duende llamar para que me hiciera desaparecer ante los gritos y la justificada furia de mi hermana.
Me había escondido en su placard, me había envuelto y tirado al piso en su vestido, limpio y planchado, listo para su salida nocturna, es más, lo había pisoteado al salir corriendo para meterme debajo de la cama.
Dos semanas sin bicicleta, sin amigos y sin mis ahorros, por gastos de tintorería, me hicieron entender que adentro de la casa, no se juega a las escondidas.
(Espero te guste)

2 comentarios:

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Si que me gusta, si
Escribe, escribe Norma.No juegues al escondite con tu creatividad.Escribe, escribe Norma.
Besos.Tu amiga.Montserrat

Norma dijo...

Gracias Montse. Besos.