miércoles, 15 de abril de 2009

Más allá de las cosas

Hoy, revisando viejas letras encontré algo, sentí la necesidad de compartirlo, de dejarlo ir. Es un humilde homenaje a Carlitos, nuestro amigo por muchos años, que, un día decidió mudarse de barrio y se fue a vivir del otro lado de las estrellas. Trata de su último aliento de vida. Lo escribí imaginándome la escena y cuando mi amiga, su esposa, la leyó, me ratificó que todo había ocurrido así.




Aliento de vida


Yaces inconsciente

en un lecho de hospital,

sabes que es tu fin,

careces de fuerzas,

...ya nada será igual.



Oyes la congoja,

Oyes el llanto,

del séquito familiar.

No poder gritar, ..."los amo,

partiré, ...los voy a esperar".



"Veo la Luz, Claridad, Amor Celestial.

Algo me falta...

¡Quiero la Hostia!

¡Pronto!, ...por favor ¡Ya!"



"¡Que el Señor no me deje!,

lo seguiré hasta la eternidad".



Tu último aliento de vida,

ejemplo para los creyentes.

Seguiremos rezando,

limpiaremos nuestra alma,

esperaremos ese instante.



"¡Que el Señor no me deje!,

lo seguiré hasta la eternidad".





Estimado lector, Carlitos no tuvo a un sacerdote para que pudiera comulgar, pero él sacó fuerzas, se sentó en la cama, juntó sus palmas hacia arriba y sacó de una de ella una hostia, que se llevó a la boca. Luego, tranquilo, cayó en el sueño eterno.-

4 comentarios:

Higorca Gómez Carrasco dijo...

Dios mio que muerte más dulce y que amarga a la vez, pero veo que siempre estara acompañado por sus amigos. Precioso, un beso

Norma dijo...

Carlitos era de esos, como dice la canción ..."quiero tener un millón de amigos", y, realmente los tuvo.
Sabés que fue lo lindo de él, su alegría en todo, sus cuentos, sus chistes y su capacidad de saber reirse de uno mismo. Gracias por tus palabras. Besos. Norma.-

Montserrat Llagostera Vilaró dijo...

Realmente.Una persona maravillosa.
Carlitos. Supo hacer positivo, el momento tan temido por las peronas.
Hizo manifestación de su GRAN FE.
Y que poesia tan bonita.
Un abrazo grande, grande grande, de tu amiga Montserrat

Norma dijo...

Muy ciertas tus palabras, ..."el momento tan temido por ls personas". Y, sí, somos terrenos. Hasta Jesús al momento de morir, estaba bañado en sudor y sus pulsaciones habían llegado a 140. Caarlitos no era muy creyente, se fue convirtiendo en su camino familiar, y, el toque final lo hizo cuando enfermó, los domingos se dedicaba en la misa a personas que estaban en su misma condición.
Amiga la Fe mueve montañas. Me encantaron tus palabras. Besos. Norma.-