
Marcos Levit (¿entrega final?,...veremos)
(Vistas de las playas del nordeste de Basil)
La niña creció, hizo su secundario y en la UBA estudió medicina. Se estaba por recibir, cuando una día cálido de primavera fue a saludar a su abuela y la encontró dormidita.
Así la recordaría, dormida, en paz y con en el rostro una expresión de alegría, como si algún conocido la hubiese venido a buscar.
Marcos tenía 56 años cuando su tía Judit mandó a buscar a Helena, pues estaba necesitando una médica dermatóloga, la especialidad elegida por la joven, para su clínica de Niza.
Hacia allí fue Helena, se radicó en la ciudad veraniega y se casó con un médico amigo de la familia de Judit.
La soledad, no era lo que le pesaba a Marcos, le habían pasado tantas cosas, había vivido tanto, se daba cuenta que había crecido espiritualmente,…que su lugar en el mundo, ya no era esa casa, ni ese trabajo.
Decide tomarse, no un año sabático, sino tres años.
Deja a su socio a cargo del negocio y alquiló las dos casas, todo sería administrado por su hermana, quien le depositaría en una cuenta la parte del dinero que le correspondiere.
Recorriendo las costas de Brasil, país que amaba por sus playas, su clima, su gente, llegó a la región del norte, a un lugar aún silvestre, no muy explotado.
Se asocia con un brasilero, abren una barraca frente al mar, allí vivían cocinaba y atendía a turista y nativos. Le enseñó a su socio a trabajar la arcilla y vendían piezas de cerámica que él mismo cocía.
En ese lugar, Marcos, encontró paz, parecía haber encontrado su paraíso tan buscado en esa villa marítima.
El amor había llegado muy temprano en su vida, pero, así de temprano, partió,... dejándole una maravillosa hija.
Marcos era feliz ganándose la vida con la gastronomía y con la alfarería.
Aunque parezcan no tener afinidad ambas actividades, allí estaba el amor, el buen gusto y la creatividad del artista.
Era una vida azarosa, absorbía todo su tiempo. Por suerte armó una pequeña empresa, bien organizada. Con un cocinero y mozas por un lado, y, con un socio ceramista por el otro.
En realidad, había heredado estas cualidades de sus progenitores.
... La brisa del mar despeinaba sus cortos y prolijos cabellos. Caminaba lentamente por la orilla, descalzo, con las manos en los bolsillos, como guardando precioso tesoro. Camisa y pantalón de bambula color blanco.
... Todo parecía armónico, su mirada que buscaba el horizonte, la tarde que iba cayendo.
... El sol que a diario lo saludaba antes «de irse a la cama del mar a dormir», tal como lo expresa el cantautor español Sabina.
Se levantaba bien temprano, apenas despuntaba el alba, se sentaba frente al mar. Muchas veces sentía la misma brisa que los acariciaban a él y a Margareth cuando se conocieron. Brisa, que se parecía mucho al calor de los brazos de su amada.
Frente al mar le escribía a su amor ausente, le hablaba, sabía que lo estaba escuchando…
Querido lector, llegamos al punto de partida de mis entregas, ¿recuerdas el hermoso poema que te regalé al comenzar el blog?, bueno ya sabés que es de autoría de Marcos, llorando por su amor.
Como verás la historia no tiene un final, te pregunto,...¿qué final elegirías?, ¿realmente, Marcos fue el protagonista?, ¿qué destacarías de los otros personajes?.
Seguro que pensarás que soy machista, para nada. La sociedad es así. Si relees el cuento verás que las mujeres también tuvieron sus papeles protagónicos.
Siempre he escrito poemas, reflexiones, cuentos cortos para adultos y para niños, es la primer novela corta que escribo, por eso deseo tu opinión.